La confusión del gobierno, el enojo de Bachelet y el mea culpa que trajo los años

Faltaban 13 días para el término del gobierno de Michelle Bachelet cuando el 27 de febrero de 2010 un fuerte terremoto y posterior tsunami azotaron el sur del país. A 10 años de la emergencia, la reacción de las autoridades y la fragilidad de los sistemas para enfrentar una catástrofe natural continúan siendo tema de debate.

Por: María José Ahumada, Antonia Fava, Andrés Muñoz y Gloria Faúndez
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La Moneda vacía

Edmundo Pérez Yoma

Desde la comuna de Cabildo -en la V Región-, un trayecto normal hasta Santiago no toma más de dos horas. Bien lo sabe el entonces ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma, quien suele tomar vacaciones en ese lugar. Ahí lo sorprendió la madrugada del 27F.

“Todas las pasarelas peatonales que había en la carretera se habían caído y la única información que tenía era de unas radios argentinas que estaban transmitiendo; el regreso me tomó más de cuatro horas”, recuerda.

Francisco Vidal

A varios kilómetros de ahí, el entonces ministro de Defensa Francisco Vidal cruzaba lentamente Santiago para dirigirse a La Moneda en un recorrido en el que se hizo la primera impresión de lo sucedido. Estaba todo a oscuras y había mucho movimiento en las calles. “Aquí hay algo raro”, se dijo cuando logró llegar a la sede de gobierno. No había autos estacionados. En los patios de La Moneda se acumulaban escombros.

“¿Qué haces aquí?”, le enrostró el jefe de gabinete de la Mandataria, Rodrigo Peñailillo, apenas lo divisó aparecer en su oficina. “Hay que ir a la Onemi”, apuró el asesor presidencial.

José Antonio Viera-Gallo

Varios secretarios de Estado no supieron cómo reaccionar. El entonces ministro secretario general de la Presidencia José Antonio Viera-Gallo fue uno de ellos. Apenas pudo dimensionar la gravedad de la emergencia intentó varias veces comunicarse con La Moneda para preguntar qué debía hacer.

La respuesta fue categórica: no era parte del círculo de autoridades encargado de la catástrofe. La instrucción fue que se presentara a primera hora en Palacio.  Cerca de las 7 de la mañana del sábado 27 partió a La Moneda, donde fue de los primeros funcionarios en llegar.

Las autoridades electas del nuevo gobierno que iba a asumir el 11 de marzo tampoco sabían qué debían hacer. El electo Presidente Sebastián Piñera y el recién designado ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter llegaron a la Onemi, pero no los dejaron participar de las reuniones.

La edición del 1 de marzo de La Tercera consignaba que Bachelet recibió a Piñera el 28 de febrero en su casa.

Cristóbal Lira

En el sur, adentro de una carpa, el hoy alcalde de Lo Barnechea, Cristóbal Lira, sufría el fuerte movimiento telúrico. Lira no tenía previsto llegar al gobierno y posiblemente Piñera tampoco había pensado en él para un cargo gubernamental.

Pero -como a tantos- el 27 de febrero de 2010 le cambió la vida. Diez días después sería nombrado encargado del Comité de Reconstrucción.

Caos en la Onemi

Francisco Vidal

A escasas horas del terremoto, las autoridades de la época, incluida la Presidenta Michelle Bachelet, comenzaron a reunirse en la Oficina Nacional de Emergencias, Onemi, en calle Beauchef, en el centro de Santiago.

“Ya había llegado la Presidenta y lo que primero me llamó la atención fue que había demasiada gente dentro de la oficina, varios ministros, una suerte de consejo de gabinete improvisado, donde todos comentaban”, señala Vidal.

Edmundo Pérez-Yoma

El caos era evidente. “Se produjeron una serie de desconexiones con el Shoa, que primero dio una alerta de tsunami, después la retrajo y finalmente produjo una confusión”, recuerda hoy Pérez Yoma. 

“Nosotros no logramos saber si había tsunami o no”, remata el entonces ministro del Interior. Él mismo recuerda que las agencias norteamericanas ya estaban diciendo que había habido un tsunami y el Shoa no reconocía y seguían hablando de un alza inusual de la marea.

En la misma edición del 1 de marzo, el Shoa ya reconocía la serie de errores.

Francisco Vidal

Varios de los que estaban presentes esa noche coinciden en que solo se enteraron de la existencia del tsunami una vez que las primeras autoridades volaron al sur. “Sabemos que se veía todo como una manga de ineptos. No era así, pero eso se veía. Lo que pasa es que se vivía mucha confusión, porque la información era contradictoria”, afirma Vidal.

También varios recuerdan la molestia de Bachelet. La Mandataria había instruido el traslado de autoridades a las regiones más afectadas: Sexta, Séptima y Octava. Pero solo entonces supieron que no había helicópteros disponibles, porque las tripulaciones no podían acceder a la base.

“La Presidenta se enojó”, afirma Vidal. Recién a las siete u ocho de la mañana llegaron cuatro o cinco helicópteros y ahí todos fueron distribuidos.

Bachelet en la Onemi con algunos de sus ministros y personal de las FF.AA.

Militares a la calle

José Antonio Viera-Gallo

“No sé si se ha dicho, pero ya han pasado 10 años”, comenta el exministro Viera-Gallo, aludiendo a uno de los temas tabú que ha perseguido al gobierno de Bachelet a propósito de su reacción en la emergencia: el decreto del estado de emergencia que dio a los militares control sobre las zonas afectadas por la tragedia.

Edmundo Pérez Yoma

“La noche del sábado 27 estuvimos conversando largo rato sobre la necesidad de poner un estado de excepción constitucional”, afirma Pérez Yoma. “No se hizo esa noche, sino que se hizo al día siguiente alrededor del mediodía”, acota.

Lo cierto es que hubo varias vacilaciones en el tema. Quienes estuvieron con la Mandataria por esas horas sostienen que la tarde del sábado –cuando comenzaron a divulgarse imágenes de la TV con los primeros saqueos en el sur- aún ella sostenía que había que “esperar un poco”.

Francisco Vidal

“Varios coinciden en que pesó en ese momento la historia política de quienes lideraban el gobierno. “Hay una tranca. Las ambigüedades y vacilaciones que existieron sobre ese tema tienen que ver con la historia”, explica Vidal aludiendo al Golpe militar de 1973.

El 2 de marzo La Tercera informaba el despliegue de las FF.AA.

José Antonio Viera Gallo

Pero Viera-Gallo aventura otra hipótesis. El entonces ministro sostiene que poco tiempo antes del terremoto el Ejército había hecho una distribución distinta de su presencia en el territorio y cambió completamente el número de tropas según los lugares con hipótesis distintas de conflicto posibles a lo que había en el período anterior.

La principal consecuencia de ello se evidenció las horas posteriores a la emergencia ya que “en la ciudad de Concepción y Talcahuano había muy poco contingente al momento del terremoto. Una posibilidad era sacar a ese escaso contingente que enfrentaran a la turba que estaba saqueando. Otra, era esperar que llegara el refuerzo de Valdivia y de Osorno para al día siguiente tener una presencia militar significativa.”, afirma Viera Gallo.

Según esta versión, existía temor de que la tropa no fuera capaz de enfrentar desórdenes multitudinarios. Finalmente se se decidió esperar que llegaran los refuerzos del sur. “¿Se podría haber tomado la otra decisión?, Sí. ¿Habría sido buena? No lo sé”, afirma el entonces ministro.

Cristóbal Lira

Días después fueron los propios militares quienes le comunican a Cristóbal Lira que sería el encargado del comité de emergencia: 'Señor Lira, entiendo que el Presidente a usted lo ha nombrado a cargo del Comité de Emergencia y estamos a su disposición. Así que empiezo a trabajar en este comité de emergencia que nacía en ese minuto y que yo hasta ese momento no tenía idea”, recuerda el hoy alcalde. Las palabras eran del jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa, Cristián Le Dantec.

Lira concentró su trabajo en la vinculación con el sector privado –que donó cerca de 300 millones de dólares a la reconstrucción y en la distribución de alimentos. “Los camiones llegaban completos de una mercadería y no había cómo repartirla”, sostiene.

Las lecciones

Edmundo Pérez Yoma

Diez años después de la tragedia, todos quienes desempeñaron funciones de autoridad en esas horas coinciden en que ha sido lo más duro que han enfrentado en su vida pública. Todos, también apuntan a la precariedad que existía en ese entonces para afrontar una emergencia de esa envergadura.

“Creo que se sacaron varias lecciones, por ejemplo que en la Onemi debe estar en lo posible sólo el jefe de la Onemi. Que el ministro, el subsecretario y el Mandatario no debieran estar, uno debiera estar en su oficia esperando el reporte oficial”, afirma Pérez Yoma, quien apunta como un error de la época el que la propia Presidenta Bachelet instalara su oficina los primeros dos o tres días después de la tragedia en ese lugar.

“Hoy por hoy, la Onemi tiene muchos más recursos, está mucho mejor organizada, se sacaron muchas conclusiones de lo que pasó y ahora el Presidente de la República espera, habla desde La Moneda”, sostiene.

El 4 de marzo La Tercera reproducía una entrevista de Bachelet donde relataba la confusión de esa noche.

Francisco Vidal

Vidal apunta en el mismo sentido. “Fue evidente que no estábamos preparados para esto. No sólo el gobierno, que es el principal responsable, sin duda. Tampoco las Fuerzas Armadas ni la Oficina de Emergencia. Nadie.

Esto demostró la fragilidad del Estado en una emergencia de este tipo. Hoy no me cabe ninguna duda que hoy día las Fuerzas Armadas, la Oficina de Emergencia están mucho mejor preparada si se nos reviviera un drama de este tipo”, señala.

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