Mi hijo era un niño muy especial. Era generoso, cariñoso y muy respetuoso. Me acuerdo que siempre me decía que quería probar las patitas de pollo. Era un poco travieso, siempre estaba en movimiento, jugando a la pelota o dibujando por todas partes.

Esa noche estábamos durmiendo cuando sentí que estaba temblando y me levanté rápidamente para tomar a mi hijo. Yo estaba embarazada y, junto mi pareja, padre de mi niño que estaba por nacer, agarramos a Benjita y nos abrazamos. La casa se empezó a caer a pedazos, una pared nos fue encima. Yo me protegí con un colchón y no me podía mover. Me desmayé. Después supe que mi pareja e hijo habían fallecido, mi último recuerdo de ellos es en los escombros. Horas después me llevaron al hospital y me hicieron una cesárea de urgencia. Luego me operaron de una pierna por una fractura de peroné. Estuve un año sin poder caminar.

A mi hijo me gustaría decirle que espero me perdone si alguna vez lo traté mal. Que lo amo mucho y me hubiese gustado abrazarlo, haberme despedido de él.