Ella era muy alegre, sociable y siempre conversaba. Era muy dedicada a su hija y se preocupaba mucho de su medio hermano mayor, Manuel Herrera. El 27 de febrero, ella estaba en su casa con Manuel y su hija Paloma, de tres años. La casa se derrumbó y murieron los tres. El tío Manuel quiso arrancar, venía con la Palomita en brazos y él venía arrancando cuando lo pillaron los escombros, igual que a Cecilia. La pérdida de la familia Herrera nos dejó una pena muy grande. Nos dejaron mucho dolor, además como quedaron todas las casas en el suelo fue una enorme tristeza y un vacío muy grande, pero también nos dejó una enseñanza para salir adelante y darnos cuenta de que hay que disfrutar el momento y lo que tenemos al lado, porque no sabemos lo que va a pasar en el futuro.