David tenía 29 años y estudiaba prevención de riesgos en el instituto Valle Central, en Constitución. En paralelo trabajaba en una empresa, como obrero. Él era amable con todo el mundo, ayudaba a la gente, era buena persona, estaba con los pescadores cuando ellos estaban mal, iba por su cuenta y les compraba mercadería, los ayudaba económicamente. Además, era de la pastoral juvenil.

Siempre fue muy apegado a la iglesia y llegó hasta Australia cuando estuvo el Papa allá. Era bueno para viajar, le gustaba viajar. Él hacía rosarios, los vendía y con eso viajaba. Todavía algunos de mis sobrinos tienen rosarios de él, de madera.

Mi hermano estaba en la isla porque iban a adornar un bote, él era bien bueno para hacer cosas así y esa noche se quedó. Nunca se quedaba allá, pero lo hizo por el proyecto.

Cuando ocurrió el terremoto yo estaba en mi casa, vivía en los departamentos que están al lado del cementerio de la playa, acá en Constitución. Nosotros subimos el cerro O'Higgins donde se cayeron los departamentos, el mar había subido y llegó cerca de donde vivíamos, pero no alcanzó a entrar.

Estábamos acostados, durmiendo y tuvimos que salir en la oscuridad. Vimos la primera ola y luego nada más porque se oscureció y empezó a llover. Cuando amaneció, la celulosa Arauco estaba toda destruida, se habían salido los palos y estaban las calles llenas de vehículos y camiones que habían chocado entre ellos. Los departamentos estaban bien, pero el río se llevó todo lo que estaba a la orilla.

Me enteré de que David había muerto por mi otro hermano. Es uno de los desaparecidos y hasta el día de hoy nadie del gobierno se ha acercado a nosotros. Hubiésemos esperado que se acercaran, pero no. Nadie lo hizo.

Como familia estamos tristes porque él nos hace falta todavía, lo que esperamos es que aparezca algún día. En esta fecha nos juntamos para ir a la velatón.

Si pudiera, le diría a mi hermano que lo quiero mucho y que lo sigo esperando porque nos falta un pedazo de nosotros. Mi papá murió hace poco, esperando que mi hermano apareciera. Se fue con ese dolor de no saber dónde está su hijo. Somos 10 hermanos y nos falta uno. Tengo un poco de pena, pero dar este testimonio nos sirve como consuelo a nosotros y a sus sobrinos, que no pudieron conocerlo.