Mi papá fue pescador durante toda su vida, como la gran mayoría de la gente de acá. También se manejaba en la madera. Era un hombre super activo y sostenedor de su familia. Tenía 73 años cuando se fue. Era muy alegre, le gustaba cantar; en el poblado mucha gente extraña su risa fuerte y su silbido. Muy cercano a la familia, muy apapachador, muy de piel, siempre quería tener a todos sus pollos juntos. Su signo zodiacal era Cáncer, entonces era una persona muy querendona.

Estuve con él en la tarde, como a las 7 del día anterior. Me llamó para que le afinara su motosierra, porque teníamos que sacar madera. Ese fue el último momento que estuve con él.

Él estaba solo en su casa en el centro. Mi mamá y mi hermana estaban en el continente por temas de salud. Yo vivo alejado del mar, pero subí con mi familia por precaución. Cuando se cortó la luz y sentimos el gentío subiendo hacia las partes más altas, en ese momento nos acordamos de mi papá. No sabíamos si era un tsunami o un volcán, estábamos desconectados absolutamente. Estaba todo oscuro y lo único que se sentía era olor a gas, a bencina. Ya estando arriba empecé a preguntar por él y nadie lo vió hasta que amaneció. Entonces bajé y ya no estaba la casa, no había nada ahí.

Después de un rato de búsqueda lo encontramos en una parte que se llama El Palillo, que queda retirado de la casa. Me imagino que la ola sacó a la casa con mi papá adentro y luego, por suerte, lo botó y lo dejó en la orilla de la playa.

Fuiste un padre ejemplar, amante de tu familia y siempre siempre estarás en nuestros corazones. Te extrañamos mucho.