María Del Pilar Bermúdez Bustos
18 octubre 1952 - 27 febrero 2010
Lugar de fallecimiento:Talcahuano, Región del Biobío
Causa:Asfixia por sofocación. Aplastamiento
Sé que cualquier hijo diría que su mamá es lo máximo, pero de verdad que la mía sí lo era. Llena de amor, uno incondicional y leal para mi papá, uno gigante y eterno para sus hijos, uno fraterno y real para su familia y finalmente uno generoso y bondadoso para el prójimo.
Ella era quien dirigía a la manada, la que guiaba, la que también daba alegría mostrando su hermosa sonrisa a cualquiera. Mostraba siempre una preocupación infinita por su núcleo más íntimo, como también por familiares y amigos.
Mi mamá se encontraba en la casa de mis abuelos, ubicada en el sector centro de la ciudad de Talcahuano y a media cuadra de la Plaza de Armas. Mi abuela estaba postrada en cama y por eso se turnaban con los hermanos para cuidarla y quedarse con ella por las noches. Ese día no le correspondía a mi mamá, pero por trabajo debía levantarse temprano el día sábado y decidió quedarse con mi abuela. Era Asistente Social de profesión y trabajaba en la Municipalidad de Talcahuano.
Cuando empezó a temblar, mi mamá corrió a la pieza donde estaba mi abuela. La acompañó y la abrazó, pero cuando la intensidad del movimiento aumentó, y empezaron a desprenderse algunos elementos de la techumbre de la casa, decidió ponerse sobre ella para protegerla.
Lamentablemente, por tratarse de una casa antigua, cayeron parte del muro cortafuegos sobre ambas.
A 10 años de su partida, diría que sus cuatro hombres, mi papá, mis dos hermanos y yo, la seguimos amando enormemente, y que no ha existido día en que no la recordemos y tengamos presente. A veces con dolor y a veces con sonrisa.
Le daría las gracias por la mamá que fue, por sus enseñanzas, por protegernos y cuidarnos hasta sus últimos minutos. En lo personal le diría que me hace falta, que la extraño mucho y que ya nada volvió a ser como antes. Agradezco la hija que me envió, que es igual a ella y que vino a cubrir ese gran vacío que dejó en mi corazón su estrepitosa partida. Le diría también que siga estando con nosotros y que nos siga protegiendo como siempre lo hizo.
Finalmente, le enviaría una sonrisa y un abrazo diciéndole que hasta el final de sus días cumplió lo que siempre decía: que si algún día había un terremoto, la teníamos que ir a buscar donde la abuela. Y así fue, hasta para eso nos preparó. Es la mejor.
Luigi Fregonara Bermúdez, hijo
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