La tía Mirza era una persona muy tranquila y callada. Muy de casa. Nosotras pertenecíamos en un taller femenino y ella siempre compartía, era muy participativa en la comuna. Yo era la presidenta del taller y, cuando le pedía que me acompañara, ella siempre accedía y estaba dispuesta a ayudar, porque era muy cooperadora.

Para el terremoto ella estaba en su casa, ubicada en el sector de Santa Emilia, de la comuna de Sagrada Familia. Ahí estaba con su esposo Oscar, su hija Eveline y su nieto Emilio. Todos ellos fallecieron para el terremoto, se derrumbó la casa completa. Ella, su marido y su nieto, estaban durmiendo juntos. Tenían al pequeño acurrucado, para protegerlo.

La pérdida de la familia Herrera nos dejó una pena muy grande. Además, como quedaron todas las casas en el suelo, fue una enorme tristeza y un vacío muy grande. Pero también nos dejó una enseñanza, que hay que disfrutar el momento y lo que tenemos al lado, porque no sabemos lo que va a pasar en el futuro.