Mi mamá era muy alegre, simpática y solidaria. Le entregaba mucho amor a las personas y cuando te daba un abrazo, no era un abrazo normal. Ella era consejera Avon y estaba trabajando como ayudante de cocina en un local de completos en el Maule.

Para el terremoto, estaba de paseo en el camping de Curanipe con la gente de su club del adulto mayor, que se llamaba “Jóvenes Aún”. Mi mamá en esa época era socia cooperadora, andaba acompañando a los abuelitos.

A 10 años de su partida, le digo que aún vive entre nosotros y nos acompaña en cada etapa importante de nuestras vidas. Nunca la vamos a olvidar, ella para nosotros no se ha ido, siempre está acá, acompañándonos.