Un evento fascinante y que hoy tiene a tope las reservas hoteleras de la región de Coquimbo. Ya sea en auto, bus o avión, todos quieren ser testigos del eclipse solar en primera fila. No pocos buscan con apuro conseguir un par de anteojos especiales para observar el fenómeno. Nadie quiere perderse ese momento en que, en medio del día, se hace la oscuridad. Pero no siempre fue así.

“El Sol era considerada una deidad y, como en esa época no se sabía por qué se producían los eclipses, era bastante aterrador presenciar la oscuridad en pleno día. No había calor y creían que la vida iba a desaparecer”, relata el director del programa de astronomía de Conicyt, Luis Chavarría.

Pero una vez que los avances científicos determinaron que los eclipses solares se producían porque la Luna tapaba al Sol, y que ocurría con cierta regularidad, estos eventos comenzaron a causar gran interés en la gente, agrega Chavarría. “Los eclipses sirven para aterrizarnos y elevar nuestra la mirada al cielo, el mismo universo nos está diciendo que somos parte de algo mucho más grande”.

Ilustración de Alfredo Cáceres.

Ahora incluso existen personas que se autodenominan “cazadores de eclipses”. Ciudadanos comunes y corrientes que viajan alrededor del mundo para presenciar este fenómeno. Una de ellas es Kate Russo, psicóloga australiana que escribió el libro Being in the shadow, el cual recolecta experiencias de distintos espectadores de eclipses solares totales.

Russo está en Argentina y presenciará el eclipse del 2 de julio en Bella Vista, otro de los puntos en que se logrará apreciar la sombra de la luna en su totalidad. El primero que presenció fue en Francia y allí decidió repetir esa experiencia cada vez que le fuera posible, siendo este eclipse el duodécimo eclipse solar total del que será testigo.

El eclipse provoca un cambio en el ambiente y, en consecuencia, en toda la vida afectada por el mismo. “Por algunas horas la temperatura baja y hay más viento. Los animales se confunden mucho porque no entienden lo que está ocurriendo. Uno mismo
experimenta un escalofrío que te baja por la espalda, porque tu lado primitivo sabe que está ocurriendo algo que no debería pasar: es de día, pero parece de noche ”, dice la australiana.

Rodolfo Angeloni, astrónomo y académico de la Universidad de La Serena, concuerda con esta reflexión. “Este es el fenómeno más espectacular que la naturaleza nos pueda ofrecer. No hay foto, vídeo, o explicación que pueda mínimamente reproducir el conjunto de sensaciones que se generan durante esos efímeros momentos de penumbra. Y lo comento no como experto sino como un testigo más, ya que tuve la suerte de ver un eclipse total de Sol el 11 de agosto de 1999.

Para Kate Russo presenciar este fenómeno es una forma de conectarse con los otros. “Aunque sea algo que dura dos minutos, el tiempo se vuelve irrelevante. Te sientes conectado con la humanidad, porque estamos todos reunidos teniendo la misma experiencia. Siento que es una metáfora de la vida, que pasa muy rápido, es intensa, breve, maravillosa, y llega a su fin. Al igual que un eclipse total de sol”. 

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