Se trata de un grupo que tiene una evaluación más bien negativa del eventual nuevo texto constitucional. En general son personas que toman una posición de rechazo en casi todos los debates clave . En el marco de esta mala evaluación, y al igual que todos los otros grupos, mira con mejores ojos los temas medioambientales. Al igual que en los indecisos expectantes, el tema más concreto del agua ocupa un lugar mucho más protagónico que el tema más abstracto de derechos de la naturaleza en su lista de prioridades constitucionales.

Consagrar el derecho al acceso a una vivienda digna es la propuesta de norma que más valoran, pero a diferencia de los otros grupos, los críticos distantes no comparten la idea de que la Constitución tenga que declarar que Chile es un Estado social y democrático de derecho. Este es uno de los rasgos más significativos de este grupo. Casi podríamos decir que lo define.

También al igual que los otros grupos -menos los entusiastas incondicionales, por supuesto-, los críticos distantes tienen importantes reparos con la plurinacionalidad, el pluralismo jurídico y los escaños reservados. Ahora bien, no se trata de un tema que les preocupe mucho, ya que no ocupa un lugar protagónico en su lista de prioridades constitucionales.

Tienen una buena evaluación de la Constitución vigente. Lo más positivo es que, según los críticos distantes, permitió que el país se desarrollara económicamente.

No le reconocen ningún elemento positivo al desempeño de la Convención. Por el contrario, tienden a compartir una evaluación negativa en todos los aspectos.

Los críticos distantes no visualizan impactos positivos en el caso de aprobarse el nuevo texto constitucional. Por el contrario, solo ven consecuencias negativas, principalmente inestabilidad política y debilitamiento de la economía.

Junto con rechazar la idea de que la Constitución tenga que declarar que Chile es un Estado social y democrático de derecho, el bajo interés es otra de las características más significativas de los críticos distantes. Son el grupo que menos convencido está de que las constituciones son fundamentales para el desarrollo de los países y son los menos interesados en el plebiscito de salida. Son también el grupo en donde la declaración "definitivamente sí votaré" es menor. Es importante aclarar que, dada la obligatoriedad e importancia del evento, el número es igualmente alto en términos absolutos, pero el más bajo en términos relativos comparado con los otros grupos.

En el plebiscito de entrada los críticos distantes que dicen haber votado Apruebo (30%) y los que dicen haber votado Rechazo (34%) son más o menos equivalentes. Lo más característico es que son el grupo en donde la suma de los que no votaron, votaron en blanco, nulo, no se acuerdan o no responden es más alta. Una muestra más de su desinterés relativo en el proceso de cambio constitucional.

Tienden a apostarle al triunfo del Rechazo, pero no con mucha convicción. Es el grupo en donde la respuesta "no sé" es más alta. En el caso de ganar el Rechazo, la principal emoción que sentirían es confianza. En segundo lugar, dicen que sentirían alegría y optimismo. De hecho, el triunfo del rechazo los invitaría también a anticiparse al mañana y comenzar a planificar, probablemente, la reactivación de planes de vida postergados. En el caso de ganar el Apruebo, las emociones dominantes son el miedo y la tristeza o sensación de desaliento.

En el caso de ganar el Apruebo, también opinan que debieran comenzar a hacerse ajustes. Pero a diferencia de todos los otros grupos, en los críticos distantes gana la desconfianza. Es decir, tienden a creer que los políticos de izquierda harán lo posible por mantener la nueva Constitución sin cambios por un buen tiempo. Si gana el Rechazo, los críticos distantes tienden a creer que los políticos de derecha trabajarán para incorporar cambios significativos a la Constitución vigente. Es por esto que, en caso de ganar el Rechazo, no les hace sentido iniciar un nuevo proceso para redactar una nueva Constitución. Ahora bien, si es que tenemos que iniciar este nuevo proceso, se inclinan por la idea de que la redacción esté a cargo de un comité de expertos.

Se trata de una mirada negativa. Prácticamente todos creen que Chile está en decadencia o, a lo más, estancado. Solo una muy pequeña minoría piensa que está progresando. El leve optimismo que mostraban los indecisos expectantes acá se pierde, ya que la mayoría piensa que las cosas en Chile van a empeorar.

En general tienden a asumir una postura contraria a la idea del aborto bajo cualquier circunstancia y una resistencia mayor a los otros grupos a la adopción homoparental. Son el grupo en donde el matrimonio igualitario concita menos apoyo. Tienden a tener, en comparación con los otros grupos, la visión más bien pro mercado y menos pro Estado.