Eran las 9.30 del pasado miércoles 6 de noviembre cuando Marilin –quien pidió omitir su apellido– vio que un grupo de jóvenes armados con palos y fierros se congregaba a las afueras del supermercado Kamadi, en Concepción. Esa noche, ella estaba cumpliendo su turno como encargada de salón en el restorán Mr. Alex, ubicado en el segundo piso de ese local, donde a esa hora cenaban alrededor de 15 clientes.
Marilin cuenta que cuando vio esta escena sintió mucho miedo. En los pocos minutos que tuvieron antes de que ingresara la turba, sus colegas que aún permanecían al interior del minimarket corrieron al segundo piso para ponerse a resguardo.
En paralelo, los trabajadores del restaurante pidieron a los clientes que se escondieran en la cocina. Apagaron las luces del segundo piso y permanecieron en silencio unos segundos. El ruido de las piedras impactando sobre los vidrios del local les alertó de lo inevitable: el saqueo estaba comenzando. Ella no dudó en sacar su celular para registrar lo que iba a ocurrir.
"Todo pasó en aproximadamente 10 minutos. En su mayoría eran jóvenes encapuchados que entraron a la tienda armados de palos y fierros. Se fueron directamente a las cajas a sacar el dinero y los cigarros. Otros robaron los licores”.
El saqueo quedó registrado en el video que Marilin grabó y que a los pocos minutos se volvió viral. “Pese a que Kamadi tiene cámaras de seguridad, yo me puse a grabar para identificar rostros, por si las cámaras no lo hacían”, explica sobre su decisión.
Los trabajadores del negocio estaban impactados y miraban la escena con miedo e impotencia, cuenta Marilin. En el registro se escucha que algunas funcionarias gritaron a los saqueadores.
"¡Váyanse, mierda!”.
Incluso, uno de los trabajadores se instaló en la escalera que conecta el minimarket con el restaurante para evitar que la turba subiera. “Estábamos todos asustados, algunas compañeras entraron en crisis, otras lloraban. Llamamos a Carabineros muchas veces y no nos contestaron”.
Cuando el saqueo terminó, Marilin comenzó a cerrar las cuentas de los clientes que en ese momento solo querían regresar a sus casas. Los dueños también llegaron al local. Después, todos los trabajadores bajaron al primer piso para ordenar y limpiar. Allí permanecieron hasta la 1 de la madrugada. Solo dos días después tuvieron que defender el local de un nuevo saqueo.
“Hubo que cerrar y estuvimos dos semanas sin trabajar. Nosotros trabajamos por el sueldo mínimo, algunos son garzones, otros cajeros y con la propina cubrimos gran parte de los gastos de fin de mes, entonces nos complicó bastante”, explica la joven sobre lo que significó para ella y para sus colegas esta situación.
Sobre la viralización de su video, reflexiona: “Buscaba generar empatía, porque esto le pudiese haber pasado a cualquiera. Son episodios que no nos deberían dejar indiferentes, porque en esta sociedad todos tenemos los mismos derechos y deberes. Espero que todos podamos respetarnos, porque eso es lo que estamos pidiendo”.