El domingo 20 de octubre, el toque de queda comenzó a las 8 de la noche en la Región de Valparaíso. Dos horas más tarde, en Los Andes, Valentina (no es su verdadero nombre) estaría de rodillas, mirando por debajo de la reja del patio de su casa, y grabando un video que hasta el momento tiene más de 380 mil reproducciones en Twitter.
Al comenzar la segunda noche de toque de queda en esa zona, como en muchos otros lugares, las cacerolas siguieron sonando. Valentina se instaló con su familia en el patio de su casa, en el barrio Centenario. Colgaron carteles de apoyo al movimiento social en la reja, pero su abuela se quedó adentro de la casa. Todo esto le ha despertado recuerdos de su vida en dictadura.
“Pasaron los militares caminando y tres camiones grandes detrás. Intentaron despegar los letreros y golpearon la muralla. Nosotros estábamos caceroleando adentro y gritábamos cosas, porque igual nos sentimos como amenazados”.
Desde su patio, la joven veía que aún había gente en la calle. “Un grupo como de tres o cuatro chicos andaban dando vueltas. Algunos vecinos decían que querían entrar al supermercado que está cerca, pero no estaban haciendo nada. No habían hecho destrozos ni barricadas, y no estaban intentando entrar a la fuerza a ninguna parte. Todavía no se veía nada de ese estilo”.
En eso llegó una camioneta de la Policía de Investigaciones. Tomaron a uno de los chicos. Ahí comienza el registro de Valentina. Se ve al detenido en el suelo y a dos uniformados ordenándole que pusiera las manos detrás de su nuca. Entonces comenzaron a golpearlo: primero un palmetazo y después patadas.
Valentina dice que estaba cerca, pero la cámara no logra captar todo lo que ella veía y escuchaba. “Le pegaban patadas y el niño que estaba en el piso reclamaba”, cuenta. Al minuto y medio de grabación, se escuchan las voces de dos efectivos policiales.
Acto seguido, uno comienza a gritar en cuenta regresiva: “Diez, nueve, ocho…”. El muchacho corre y los uniformados cargan sus armas. Cuentan hasta seis. Vuelven a gritar que arranque y disparan. Dos veces.
Al otro lado de la reja se escucha el nerviosismo de la familia de Valentina. Unos diciendo que se tiren al suelo, otros que se entren y la mamá de Valentina pidiéndole a la abuela que se calle. “Ella salió cuando escuchó los disparos y se asustó, entonces ahí mi vieja intentó calmarla y que entrara”.
Al final del video se ve que recogen “parte de lo que disparan”, pero igual quedaron más en el piso, dice la joven. “Algunos vecinos recogieron unos, nosotros recogimos otros”.
Rápidamente publicó el video en su cuenta de Instagram, pero después de unos minutos, lo eliminó. “En un par de minutos ya tenía muchas reproducciones, muchos me gusta y le llegó un pantallazo a mi vieja. Ahí se asustó. Entonces yo preferí borrarlo de mi cuenta personal, pero lo envié a cuentas de noticias y cosas por el estilo”.
Un conocido de su mamá le envió un mensaje diciéndole que tuvieran cuidado. “Anda gente preguntando quién grabó el video y eso a mi vieja le asusta un poco”, dice Valentina, quien a pesar de todo se siente satisfecha por cómo se ha divulgado esta evidencia. Sin embargo, por su mamá, pide resguardo de su identidad.
Nota: Consultados sobre este video, la Policía de Investigaciones confirmó que quienes aparecen en él efectivamente pertenecen a la institución. Por este motivo, la Región Policial de Valparaíso instruyó un acto administrativo destinado a establecer responsabilidades en este ámbito.