El hombre no tenía pinta de andar en la marcha, recuerda Nicolás Molina Vera. Él es cientista político, tiene 35 años y trabaja en la Academia de Humanismo Cristiano, pero durante estos dos meses se ha dedicado a registrar, con su cámara y su celular, todo lo que ocurre en las manifestaciones, como parte del equipo de Piensa Prensa.
En eso estaba el 4 de noviembre, a las seis de la tarde, cuando desde Vicuña Mackenna un contingente de carabineros comenzó a dispersar a los manifestantes que se agrupaban en Plaza Italia. La gente retrocedía, pero al rato avanzaba, lanzando piedras. Cuando la fuerza pública comenzó a responder con balines, uno le dio en la cabeza a esa persona, a ese hombre que no tenía pinta de estar marchando.
"No tenía pañuelo para cubrirse de las lacrimógenas, andaba con una mochila repiola; tú lo veías y sabías que no tenía nada que ver. Tal vez solo andaba mirando”.
El reportero grabó el momento en tres videos. El primero muestra cómo personal de la Cruz Roja se acerca rápidamente a auxiliar al hombre herido, pero él se queda inmovilizado y sin permitir que nadie lo toque.
Con su mirada fija en el escuadrón de carabineros, de a poco se fue acercando y comenzó a increparlos.
"¡Yo no estaba tirando ni una puta piedra, hueón!”
El grito enfurecido del hombre congeló a todos los presentes por unos segundos.
Su frente sangraba cada vez más, a medida que se acercaba a los carabineros con los brazos en alto para continuar: “¡Mira cómo les tirita la pera, cómo les tirita la boca, hueón! ¿Te gusta tu pega, te gusta? ¿Lo disfrutái'? ¿Disfrutái, hueón, reprimir a la gente?”.
La escena del herido continuaba siendo filmada. “¿Disfrutan reprimir a la gente? Si les gusta reprimir a la gente, les gusta derramar sangre, ¡dispárenme a mí! ¡Dispárenme, por la chucha! Porque no tengo miedo a morir, hueón, ¡porque tengo una vida de mierda en este país, tengo una puta vida de mierda!", dijo el hombre herido acercándose más a carabineros, mientras estos retrocedían de a poco.
En medio de la escena, otra persona irrumpió, intentando dialogar con Carabineros: "¿Cómo no tenís' empatía, amigo, cómo no hay un poco de empatía? […] Llevamos 17 días peleando con ustedes, yo no quiero pelear con ustedes […] Yo sé que son personas y tienen sentimientos. ¡Ya basta!”.
El hombre herido en la cabeza, que había desaparecido por unos minutos, regresa. Esta vez, cuenta Nicolás Molina, es provocado por uno de los policías, que se ríe de su situación. Fue la escena que más se viralizó en redes sociales, con el hombre de brazos abiertos, gritando.
"¡Dispárenme! Dispárenme, por favor, dispárenme. No tengo miedo a morirme, son una mierda acá, en este país. ¿Qué te reís? ¿Qué te da risa? Voh estái protegido con armadura ahí, con casco y toda la hueá. ¿Qué te da risa, qué les da risa? ¿Qué les da risa? Dispárenme a mí, por favor, dispárenme a mí. ¡Dispárame!".
Después de esa provocación, agrega el fotógrafo, el hombre siguió increpando a los carabineros junto a otros manifestantes, pero la atención estaba totalmente puesta en él. Mucha gente lo grabó y le tomó fotos. “Para sacarnos del lugar tuvieron que llevar el 'zorrillo'”, detalla Molina.
El reportero gráfico nunca vaciló en seguir grabando. “Necesitamos mostrar que muchas personas inocentes son agredidas en medio de las marchas”, dice. Cuenta que el 24 de octubre efectivos de Fuerzas Especiales “nos agarraron a mí y a otro compañero a palos”, y el viernes 8 de noviembre recibió un balín en la pierna. “En la posta trataron de sacarlo, pero no pudieron, así que ahora estoy tomando antibióticos y el balín se quedará ahí para siempre”.
¿Cómo terminó la historia de aquel hombre que no tenía pinta de andar en la marcha? De la peor forma posible, relata Nicolás Molina. Tras recibir ese balín en la frente, fue amedrentado por un carro lanzagases, que le dio un empujón en reversa.
“Ahí los pacos lo sacaron a empujones. Después no lo vi más”.